Leyenda de la Dama del Túnel.

En el Oeste de Puerto Rico franceses y estadounidenses a finales del siglo XIX y principios del XX construyeron un sistema ferroviario. El tren transportaba personas, animales y productos agrícolas. Desde Isabela, cruzaba por el puente rojo el río Guajataca, pasaba por el túnel negro de quebradillas (túnel de Guajataca) y continaba su marcha hasta llegar a Camuy.

Por aquellas fechas un ávido constructor cuyo nombre se pierde en los atares del tiempo llegó con su esposa e hija a Quebradillas procedente de Francia, pues por la cercanía a la obra aquí era que tenían su residencia temporal la mayoría de las personas que intervinieron en este proyecto. Ellos eran una familia muy feliz llenos de amor y felicidad; un día cuando se estaba llevando a cabo la construcción del túnel, el hombre simplemente no regreso a su hogar, nadie supo, ni escucho, ni vio nada sobre él fue como si se hubiera desvanecido en el aire.

La mujer desconsolada salió en su busqueda, pero no encrontró nada. Después de ese infortunado hecho, noche tras noche regresaba al área del túnel para ver si por lo menos la resaca sacaba su cuerpo y poderle dar cristiana sepultura, pero sus esfuerzos fueron vanos.

Al poco tiempo de este suceso una serie de epidemias azotó esa parte de la isla cobrando la vida de su hija, no se sabe si posteriormente la mujer murió de tristeza o también a causa de las epidemias, lo que si se sabe es que en el cementerio viejo de Quebradillas esta la tumba de una mujer francesa. Y como todas las noches desde aquel infortunado incidente, la mujer desconsolada, sollozando y arrastrando sus chancletas camina desde las entrañas del túnel de Guajataca hasta el cementerio viejo de Quebradillas.