Mito Taino sobre el orígen del mar.

Yaya tenía un hijo que se llamaba Yayael, que quiere decir hijo de Yaya. Por alguna razón Yayael comenzó a tener sentimientos adversos hacia su padre hasta llegar al punto en que su deseo era verlo muerto.

Un día cuando la situación se tornaba difícil Yaya se desapareció de su casa para refugiarse del alcance de Yayael y pensar en como resolver dicha situación, su exilio duró cuatro meses y al término de estos Yaya regresó a su casa y le dió muerte a su hijo.

Yaya, que nunca dejo de amar a su hijo le desmembró y puso los restos de este en una jícara que colgó de una de las vigas de ausubo que sostenían el techo de su casa.

Un día despúes de mucho tiempo, Yaya tenía muchas ganas de ver a su hijo y se lo comentó a su esposa. Su esposa que tambíen tenía muchas ganas de verlo sintió mucha alegría al escuchar su comentario y procedió a descolgar la jícara para llevarsela a su marido.

La posó entonces sobre una mesa y la volteo para que salieran los huesos de su hijo. Sin embargo lo que salió de esta fue un grán número de peces de diferentes tamaños y colores en lugar de los despojos de Yayael, entendieron que los restos de su hijo se habían convertido en peces y decidieron comerselos.

En otra ocasión, mientras Yaya estaba en conucos (tierras que son de su propiedad), los cuatrillizos hijos de una mujer muerta en parto llamada Itiba Tahuvava fueron a casa de Yaya aprovechando su ausencia con el fin de comer del contenido de la jícara que contenía los huesos de su hijo Yayael.

Quien se atrevió a bajar del techo los restos fue el primero que nació y el único que tenia nombre de los cuatro; Dimivan Caracaracol cuyo nombre significa leproso, sin embargo los cuatro disfrutaron del banquete que habia dentro.

Cuando estaban degustando los manjares de la jícara, escucharon los pasos de Yaya regresando de conuco, y en la confusion y la prisa por colocarla de nuevo en su lugar, esta cayó al suelo y se rompió, saliendo de ella tanta agua y peces que casi cubrieron toda la tierra.

*Estracto del resumen del reporte de Friar Ramon al almirante Cristobal Colón descrito en Crónicas de Puerto Rico de Eugenio Fernández Méndez.